Arrebatos emocionales de su técnico Fabio Capello y de su estrella Wayne Rooney esta semana hacen pensar que Inglaterra tal vez esté sintiendo la carga de ser uno de los favoritos y una victoria de Estados Unidos ante los ingleses en el debut de ambos el sábado no sería algo tan sorpresivo como el triunfo de hace 60 años, pero no nos podemos imaginar que seria de la moral inglesa si se llegase a dar un marcador adverso pues las expectativas en este equipo son muy altas y una derrota podría empezar a desbaratar el sueño de alzar la copa.
El temperamento de Capello salió a la luz el miércoles, cuando le dijo de todo a fotógrafos porque creía que estaban pasándose de la raya en su acoso a los jugadores en su concentración de Rustenburg, pero aca no paro la tensión pues anteriormente Rooney fue amonestado en un amistoso, supuestamente por insultar al árbitro. Wayne aspira a borrar la mala imagen que dejó en el Mundial del 2006, cuando fue expulsado por una falta alevosa contra un rival y para esto se necesita mucha calma del equipo ingles que recibe toda la presión de ser uno de los grandes favoritos.
Los estadounidenses se sienten capaces de darle pelea a cualquiera, especialmente después de haber llegado a la final de la Copa de las Confederaciones del año pasado, propinando a España su único revés en 26 partidos. Y creen que pueden repetir la sensacional victoria 1-0 ante los ingleses de 1950.
INGLATERRA jugaría con David James; Ashley Cole, John Terry, Jamie Carragher, Glen Johnson; Steven Gerrard, Frank Lampard, Gareth Barry, Aaron Lennon; Wayne Rooney y Peter Crouch.
ESTADOS UNIDOS tendría en escena a Tim Howard; Jonathan Spector, Oguchi Onyewu, Jay DeMerit, Carlos Bocanegra; Landon Donovan, Maurice Edu, Michael Bradley, Stuart Holden; Clint Dempsey y Jozy Altidore.
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